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Poor thoughts

Updated: Apr 22

Vuelvo por aquí después de bastante tiempo para comentar sobre esta película que me sorprendió agradablemente y me dejó algunas reflexiones personales. Si esperan encontrar una crítica cinematográfica con rigor profundo, pueden seguir derecho; en cambio, si lo que quieren es compartir impresiones sobre las ideas que trajo a mi cabeza esta interesante experiencia, pueden seguir leyendo hasta que les aburra este tratado.



La película que me hizo explotar la mente fue la famosa Barbie... Ohhh.... No mentiras y no es que no me haya gustado, pero, en mi opinión, además de tener una estética bastante interesante, un mensaje que debe discutirse, y, especialmente, un uso muy exquisito de la ironía para criticar el contexto que busca cuestionar y para burlarse de sí misma -tal vez su mejor logro-, no consigue explotar todos los recursos que tiene y su potencial inicial.


… Comentario a pie de página: tenía que decir algo sobre Barbie y no creo que haga un post sobre eso. Lo siento….


Ahora, sin salirme más del tema, voy a hablar sobre la última película de uno de mis amores platónicos y actrices favoritas del mundo mundial, Emma Stone. He leído y visto cantidad de críticas que abordan diferentes aspectos de la peli – y es que una de las cosas que logra es eso, plantear diferentes abordajes de la vida de su protagonista, Bella, y de cómo se va construyendo su personaje y su historia- . Algunas de ellas hablan sobre su relación con los hombres que va conociendo; su desarrollo mental y físico a lo largo de la historia; lo inconveniente de las escenas sexuales, por la edad del personaje; su libertad y la incomodidad de esta; la burbuja en la que crece y vive en gran parte de la historia; y entre muchos otros, la producción, la excelente actuación  de Emma, la perspectiva feminista, el hecho de que fue escrita por, y de que la historia se ve desde los ojos de, un hombre, inter alia.


Sin embargo, sin obviar que es una de las películas con una fotografía y un desarrollo de escenarios más bellas que he visto, yo quisiera escribir sobre los tres temas que más me volaron los pensamientos. Deteniéndome a divagar solo un poco: "Qué imagen tan hermosa la del horizonte cuando Bella viaja en el crucero. Mi corazón me dice que la peli merecía el premio al mejor diseño de producción y que, probablemente, yo le hubiera dado del de mejor fotografía”. Pero, en fin, yo no sé nada de cine así que volvamos al punto, o a los puntos.


El primer tema que quisiera tocar -tal vez el más común de todos- es el de la libertad sobre el que se construye el personaje de Bella. Más allá de su liberación sexual y su entrega desinhibida a los placeres de la vida como la música, la comida, los orgasmos, y el baile, la idea que más me gusta es la de poder dejar emociones como el pudor, la culpa, las convenciones sociales o la vergüenza fuera de su proceso de análisis y toma de decisiones. Esto es tan profundo en su interior que no es capaz de mentir, no tiene miedo al castigo o al rechazo. Toma sus decisiones y las comunica con total seguridad sobre su propio derecho a actuar libremente.


Pienso en esto porque, ¿Cuántas de nuestras crisis internas están causadas y mediadas por el miedo a lo que los demás piensen de nosotros? Y, lo peor, es que acabamos construyéndonos una imagen propia que depende de la forma como otros nos ven y juzgan. ¿Cuántas veces no hemos dejado de bailar, cantar, emocionarnos, expresar, escribir, y sentir placer por la frustración de no ser perfectos y de saber que nos exponemos a la mirada adquisitiva del otro?; ese que, a su vez, es también victima y verdugo en este juego de apariencias y roles que es la vida humana. Y es que se vuelve un vicio opinar y, así mismo, reflejarnos en el espejo de cómo nos ven ellos – los seres que amamos y también los que no-.


Otro punto interesante y disruptivo es la total despreocupación de Bella respecto al dinero. Como se plantea, todo parte de su falta de entendimiento sobre lo difícil que puede ser obtenerlo, misma situación que la lleva a usar su cuerpo como medio para conseguirlo porque, de manera práctica, ve en él una oportunidad. Al no haber una moralidad preconcebida no existe problema en hacerlo. Sin embargo, ella sí llega a cuestionarse sobre el oficio que elije, pero no como un juicio moral, sino desde las relaciones de poder y la violencia que buscan ejercer quienes pagan por sexo. Cuando Bella se pregunta por qué ellas no pueden escoger con quién quieren estar, enuncia abiertamente la pregunta, tan discutida e fundamental, sobre si los clientes pagan por su cuerpo o por el dominio sobre este.


Así mismo, la relación con el dinero entra en conflicto cuando Bella toma todos los ahorros de Duncan y los entrega a la tripulación sin ninguna consciencia de que este no llegará a sus destinatarios, sin el entendimiento de que el dinero, por si mismo, no logra nada y de que lo importante son las acciones que hay detrás, que pueden dar comida al hambriento, desatar guerras mundiales o corromper las acciones de cualquier humano común que se considera bueno. Y es que las acciones de Bella son tan usuales, que muchas personas creemos que dando dinero vamos a cambiar el mundo o expiar las culpas que nos trae el privilegio, sin pensar que su verdadero valor está en las acciones de quien lo usa.


El segundo punto que me incomodó hasta los huesos es la sutil crítica que la película hace sobre la neutralidad científica. Nos muestra, de manera incómoda, cómo nuestro afán de conocimiento nos puede llevar a tomar el poder sobre otros y hasta decidir sobre su propia existencia. En la película hay perros con cabeza de patos y cerebros de bebé en cuerpos de mujeres que tienen sexo con hombres mayores, escandalizándonos hasta el pudor mismo, pero no tanto como lo hacen en la vida real los niños con mutaciones genéticas debido a las bombas nucleares que defienden la patria - y si no importaban en ese entonces, menos ahora que son adultos-.


La película romantiza hasta tal punto la tragedia del Dr Baxter que lo convierte en una víctima, que no conoce la vida sin dolor, y que defiende -en nombre del progreso- las aberraciones cometidas sobre su propia existencia y humanidad. Así mismo, en un victimario que juega con vidas y cuerpos ajenos sin ningún reparo, pero se le perdona porque muestra “instinto paterno” y se “preocupa” por Bella. Detrás de su paternalismo, se esconde la manipulación y el abuso, del cual él también ha sido objeto, repitiendo un ciclo de violencia sin fin.


Esto me lleva a plantear varias preguntas que pueden pensarse desde lo global hasta lo personal: ¿Cuántas veces permitimos la colonización de nuestros cuerpos y territorios con la excusa del progreso? ¿Cuánto de nuestra cultura y nuestro ser ha sido moldeado por otro que nos violenta en nombre de “la protección" y "la defensa"?  ¿Cuánto amamos y justificamos a ese que es nuestro verdugo porque nos muestra un poco de humanidad?


Y como esto ya se fue larguísimo y no creo que nadie llegue hasta aquí, voy a dirigirme al último tema que tenía pensado. He visto hablar mucho sobre la relación de Bella con los hombres y los distintos arquetipos masculinos que se muestran en la película. Pero, y ¿qué pasa con las mujeres? Y es que no sé hasta qué punto el director quería ahondar en las relaciones femeninas, pero yo veo una serie de personajes muy poderosos que influyen en la transformación y el crecimiento de la protagonista.


Primero, está Martha que abre la mente de Bella a la filosofía y, con todo el cinismo del mundo, la invita ignorar al hombre intenso y machista que la quiere convertir en un objeto de placer para permitir en su mente florecer la duda, el cuestionamiento y el pensamiento libre. Lo más bello de esta mujer es su evidente desinterés por las convenciones sociales, y su total consciencia de sí misma y de lo que necesita para satisfacer sus propias necesidades. Martha representa a la mujer fuera del canon, que nos lleva por el camino de pensar distinto.


Además, está Madame Swiney que, de la misma forma que el Dr Baxter, genera un vínculo maternal con Bella para su propio beneficio. Madame usa la manipulación emocional y el “cariño” para lucrarse de ella, pero -que no se olvide que- en el caso de que fuera necesario, cambiaría la zanahoria por un garrote. Ella es una mujer sin escrúpulos que, al mismo tiempo que le da un medio de subsistencia a sus chicas y una “familia” en París, se cree dueña de sus cuerpos y decisiones, utilizando como herramientas muy eficaces la compasión, la necesidad de pertenencia y el miedo. Es un personaje que aparece muy poco tiempo, pero muy potente dentro de la historia.


Por otra parte, está Toinette, que representa la amistad, el cariño y el crecimiento mutuo. Más allá del vínculo sexual que se establece entre las dos, ella me recuerda a todas esas personas que encontramos en el camino, que nos dan el cuidado desinteresado y mutuo, con las que cultivamos nuestra mente y nos guiamos en medio de la oscuridad. Siempre he pensado que las relaciones deberían ser así, pero nos han condicionado tanto con las etiquetas, las orientaciones, los sexos. Que no podemos amar y expresar abiertamente nuestro cariño a nuestros amigos porque los celos de la pareja afloran; que no podemos vivir nuestras relaciones de pareja como se nos venga en gana porque los condicionamientos sociales dicen que hay ciertas reglas y pasos que seguir; que, muchas veces, ni siquiera somos capaces de desnudar nuestros sentimientos ante quienes amamos por miedo a que nos hieran; que no podemos expresar interés genuino por conocer a otros porque piensan que queremos algo más y se distancian; y miles  de prejuicios más que no nos permiten acercarnos y vincularnos de manera desinteresada y honesta. De nuevo, no sé si la intención de la película era esa, pero a mi esta relación entre ellas me despierta un llamado a cuestionar los prejuicios y los traumas que dejamos que dominen nuestras relaciones interpersonales.


Quiero cerrar este texto, hablando de un personaje del cual no se sabe prácticamente nada, Victoria. Ella muere al principio de la película y lo poco que sabemos es que era una mujer infeliz y atormentada. En su vida no hubo esperanza, ni alivio. Pero, si de fantasía se trata, planteemos como ejercicio imaginativo que, en medio de tanto horror, su muerte trajo redención a través de la existencia de Bella, un personaje extraordinario e irreal, que vivió al margen de las convenciones y prejuicios sociales, que descubrió el mundo y su miseria desde lo simple hasta lo inhumano, que hizo justicia por su madre y por si misma, y, algo muy muy importante, que no se dejó definir por sus traumas familiares.

 

 

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